REFLEXIONES:
Los cambios tecnológicos producidos en las últimas décadas impactaron no solo en los modos de producción sino también en las maneras de relacionarnos. Las nuevas tecnologías comunicacionales generaron una dinámica dentro de la sociedad que ha modificado las formas de participación, de encuentro y de aprendizaje.
En este marco, los niños y los jóvenes son quienes se han adaptado de manera más rápida, formándose también en las lógicas de producción mediática dominante. En general suelen levantarse voces de alerta sobre la influencia que ejercen los medios pero si logramos comprender que la tecnología en si no es ni buena ni mala sino solo una herramienta, podremos encontrar alternativas para la utilización de los medios, esto es: la comunicación como espacio de encuentro y expresión, espacio de construcción de valores positivos y modos de resolución de los conflictos a partir del diálogo.
La radio es mucho más que un hecho tecnológico; es ante todo un hecho cultural.
La radio rescata lo más ancestral de la comunicación humana, que es la oralidad. Por eso
facilita la posibilidad de hacerse oír, de recuperar la palabra, es decir, de poder construir los propios relatos de la comunidad como elementos simples y poder expresar temores y anhelos.
En la posibilidad de manejar las herramientas comunicacionales estará la capacidad de expresarse y vincularse. En la posibilidad de nominar nuestra realidad, nuestras carencias y dificultades está la posibilidad de cambio. Esto resulta medular en espacios comunitarios
Durante un intercambio entre docentes surgió en varias oportunidades la pregunta: ¿qué hacemos con esa cumbia o ese
regueton xenófobo?
El error tanto en el
estudio de radio como en el aula, es aplicar soluciones punitivas – disciplinatorias
sobre lo incorrecto sobre lo distinto, en vez de generar hechos pedagógicos. ¿De
qué trata el tema?¿Qué piensan sobre ellos? ¿Por qué usa esas palabras?¿Cómo se
tratan entre ustedes? ¿Qué sienten cuando usamos otras palabras para referirnos
a los mismos temas?
Estas alteridades juveniles
constituidas en los márgenes estéticos deben ser escuchadas y comprendidas por
los docentes en pos de generar un acto pedagógico. “Si comunicar es compartir
la significación, participar es compartir la acción. La educación sería
entonces el decisivo lugar de su entrecruce. Pero para ello, deberá convertirse
en el espacio de conversación de los saberes y las narrativas que configuran
las oralidades, las literalidades y las visualidades; pues desde los mestizajes
que entre ellas se traman es desde dónde se vislumbra y expresa, toma forma el futuro.”[1]
Alentar la valentía significa
desmoronar los miedos a la expresión, y luego cuando surge la palabra podemos
incentivar el protagonismo en la propia formación, concepto en línea de Freire
y Gilles Ferry, es decir promover y trabajar vínculos democráticos; donde el docente
promueve el interés y la valentía del educando para enfrentar problemas; todas
estas cosas nosotros como docentes ya las sabemos, y esto puede suceder tanto
en un aula como en un estudio de radio escolar. ¿pero cómo generar
participación en un ambiente de opresión cultural o de autoritarismo? La radio promueve
no obliga al diálogo, en la radio desaparece el dictado y para encontrar al
otro debemos escuchar y respetar, para luego si encontrarnos en un diálogo.
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